La Casa Blanca exige investigar incidente de la escalera eléctrica de Trump en la ONU

Karoline Leavitt dijo que si la interrupción fue intencional, la persona responsable debía ser despedida e investigada de inmediato

White House23/09/2025Lisbeth PinerosLisbeth Pineros

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El presidente Donald Trump y la primera dama Melania Trump fueron objeto de un extraño incidente en la sede de las Naciones Unidas cuando una escalera mecánica se detuvo de repente mientras se disponían a subir. El episodio, que ocurrió justo antes de la intervención de Trump en la Asamblea General, provocó la rápida respuesta de la portavoz de la Casa Blanca, Karoline Leavitt. Leavitt exigió en redes sociales que si la interrupción fue intencional, la persona responsable debía ser despedida e investigada de inmediato, sugiriendo que el evento no fue un simple fallo técnico.

La controversia se intensificó con un informe del diario The Times, que reveló que miembros del personal de la ONU habían bromeado con la idea de desconectar la escalera cuando el presidente subiera.

Este detalle añade un matiz de hostilidad intencional al incidente, respaldando la preocupación de la Casa Blanca de que el presidente y la primera dama pudieran haber sido blanco de un acto deliberado de desaire. El episodio subraya la tensión entre la agenda de "América Primero" de Trump y las élites de las instituciones globalistas.

Los problemas técnicos continuaron durante el discurso de Trump, cuando el teleprompter dejó de funcionar. Aunque Trump se lo tomó con humor, bromeando con que el operador estaba "en serios problemas", este segundo incidente del mismo día reforzó la percepción de una serie de fallas sospechosas. Esta concatenación de eventos, desde la escalera detenida hasta el teleprompter defectuoso, alimenta el relato de que el presidente se enfrenta a una resistencia institucional dentro de los organismos internacionales.

A pesar de los incidentes, el presidente Trump mantuvo su aplomo. Se refirió al tema de la escalera de forma jocosa, elogiando la "buena forma" de la primera dama y la suya, y desestimando el suceso como una molestia menor. Su reacción pública demostró fortaleza y una actitud desenfadada, que contrasta con la gravedad de las acusaciones de la Casa Blanca y las dudas sobre la imparcialidad del personal de la ONU.

Así fue el incómodo momento:

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